El Sótano de las Golondrinas
El Sótano de las Golondrinas, ubicado en el estado de San Luis Potosí, México, es quizá un sitio no muy conocido, pero interesante como pocos y el cual de verdad vale la pena conocer.
Es una cueva de forma cónica, con una profundidad de 376 metros, considerada por el gobierno mexicano como Monumento Natural y Área Natural Protegida. La entrada tiene un diámetro cercano a los 60 metros, y el fondo un ancho aproximado de 300 metros. El piso del sótano puede hacer caber cómodamente tres campos de fútbol, y en su altura cabe, y sobra espacio, la Torre Eiffel.
Lo invitamos a que nos acompañe a visitar esta maravilla natural que fue escogida como santuario por millones de aves que convierten el sitio en un maravilloso espectáculo cuando salen e ingresan a él.
Aunque su nombre así lo indica, las aves que viven en la cueva no son golondrinas sino vencejos de collar blanco y, en menor número, pequeños loros conocidos como cotorras de cueva.
Cada día antes del anochecer, una enorme nube de aves, en un sorprendente ritual, planea sobre la caverna y posteriormente penetra en picada a 210 kilómetros por hora, en medio de un ruido ensordecedor, en busca de sus nidos construidos en las paredes de la cueva. Otro día, al aclarar, las aves abandonan la oquedad en una enorme espiral con asombrosa precisión matemática.
Deje que les cuente mi experiencia cuando visité la Cueva.
A pesar de que el santuario se puede visitar de las 7 de la mañana a las 7 de la noche, Jaime Luis, amigo nuestro que posee un rancho cercano y nos invitó a conocer lo que nunca imaginamos, nos explicó que la mejor hora es la mañana. Por lo tanto madrugamos. El viaje fue directo a Aquismón, poblado donde se encuentra la caverna.
Para llegar a la impresionante formación natural, fue necesario tomar la desviación que se localiza en la población de El Limón, desde la cual, haciendo un recorrido de aproximadamente 25 km. por un camino de brecha que pasa por la población de Tamapatz, llegamos hasta la ranchería La Unión, donde recorrimos veredas y un camino un tanto difícil, pero a pesar de esto, gozamos del paisaje selvático que ofrece la región.
Poco antes de llegar al santuario nos vimos rodeados de vencejos y loros anunciando con su vuelo circular y canto su búsqueda de comida. Era el anuncio de lo que veríamos más tarde. El resto del trayecto tuvimos que hacerlo a pie (donde mostré mi falta de condición física). En Tamapatz contratamos un guía que nos contó las leyendas del mítico sótano.
Lo que vimos no lo podíamos creer. Ansiábamos descender y conocer el interior del sitio, pero el guía nos explicó que el descenso es recomendable únicamente para profesionales con experiencia y el equipo especializado necesario, y por espeleólogos profesionales, pero que la formación puede ser visitada por todos, siempre y cuando se tomen las precauciones necesarias.
Admirar el impresionante paisaje que conforman la vegetación, las formaciones pétreas y la gran cantidad de aves que revolotean incesantemente en los alrededores del Sótano es algo que nunca se borrará de mi memoria.
Pero no olvide que tendrá que bajar y subir muchos escalones, por lo que deberá estar en una muy buena condición física. Vale la pena hacerlo. Para complementar su excursión puede dormir y comer en la posada de la Unión de Guadalupe, que por un pequeño donativo ayuda a conservar uno de los santuarios de aves más hermosos del mundo.