“Don Goyo” ¡No estamos preparados!
El volcán Popocatépetl, conocido por los mexicanos como “Don Goyo”, está no solo activo sino a punto de llegar a alerta roja, que lo convierte en un peligro inminente para los más de 22 millones de habitantes que viven en el Valle de México.
La pregunta obligada es si el gobierno federal, del DF, y de los municipios del área están preparados para una contingencia mayor, y para lo que esto puede significar para la economía, salud, educación y futuro de los habitantes. Creo que sí, pero experiencias pasadas dicen lo contrario por lo que me permito hacer un breve análisis sobre el tema.
En el terremoto de 1985, en donde la muerte de más de 100 mil personas (oficialmente 12 mil) fue horrorizarte, miles de edificios privados y oficiales, escuelas, hospitales, etc., que no cumplían con los requisitos de construcción y seguridad que marcaba la ley se derrumbaron porque funcionarios y empresarios irresponsables y corruptas cuidaban solo por sus intereses.
La ciudad de México está asentada en una región altamente sísmica. La geología de su subsuelo ha cambiado, de ser chicloso y húmedo hoy es poroso, hueco y cavernoso con un alto riesgo para la construcción pesada.
Si hoy el Valle de México tuviera que enfrentar múltiples temblores de más de 6.5 grados en la escala de Richter o una gran erupción de “Don Goyo”, la destrucción y el escenario sería dantesco. Ni la prevención ni nada detiene su destrucción.
La ceniza del volcán evitaría que los aviones aterrizaran en el aeropuerto Benito Juárez ubicado en el corazón de la metrópoli, afectado la economía del país, el agua se contaminaría, y se taparían desagües, tuberías, sería una gran y variada afectación para sus millones de habitantes.
¿Se pudo hacer algo después del terremoto del ‘85 para prevenir una tragedia mayor?
Recuerdo que se pensó en descentralizar las oficinas de gobierno y crear fuentes de trabajo en otros estados, porque era la forma de regular demográfica y urbanísticamente a la gran capital al tiempo que se activaba la economía de otras regiones. También se pensó en reubicar el aeropuerto y tampoco se hizo. Como resultado, hoy la Ciudad de México es más grande y caótica que nunca. Cierto que se han establecido normas y con cierta regularidad se hacen simulacros de salvamento y de evacuación, pero seamos francos: ¿Cuando y con qué cantidad de fuerza un día puede “Don Goyo” – o un gran sismo – dejarse de amenazas y “atacar” en serio?
Nadie lo sabe… pero es necesario estar muy bien preparado.