No permitamos que nuestros niños vivan un futuro incierto
La cultura es la herencia que nos da nuestro país de origen, nuestra etnia y nacionalidad. La cultura traspasa fronteras y los factores sociales y culturales que conservamos influyen y son determinantes para el desarrollo de una población de inmigrantes. Los Estados Unidos albergan a unos trece millones de inmigrantes hispanos, personas que tienen que aprender las reglas que rigen a este país en el orden de prevención, educación, salud y desarrollo; difíciles de entender para muchos dada la inexistencia de ellos en su país de origen.
El desarrollo educativo es básico en los Estados Unidos y la comunidad inmigrante está obligada a entender que si no se educa, el futuro de sus hijos va a ser incierto y puede envolverse en graves problemas como las drogas, pandillas y malos hábitos. No debemos permitir que esto suceda y menos que sea demasiado tarde. Tenemos que educar a nuestra comunidad.
Los hispanos son la etnia con mayor participación económica en el país y son quienes ocupan el primer lugar en el proceso de adaptación cultural sin perder sus propias actitudes, creencias y valores. Pero es importante que se mantengan bien enfocados en sus metas y su realidad. Es preciso que entiendan que si por alguna razón algún miembro de la familia no logra terminar los estudios universitarios no es el fin del mundo; que siempre hay y habrá muchas más opciones para todos los hombres y mujeres de bien.
Todos tenemos la responsabilidad de enseñarles que no se concreten con ser únicamente empleados de los prestadores de servicios, sino que tienen todas las posibilidades de triunfar y de ser empresarios.
Esto no quiero decir que los estudios e ir a la universidad carecen de importancia. Al contrario: estudien lo más que puedan. Pero el sol no se tapa con un dedo.
La realidad es que hay hogares en los que encontramos factores que obligan a la deserción escolar, predominando de acuerdo a las estadísticas son las mujeres las que dejan de ir a la escuela por embarazo a temprana edad, violencia doméstica o desempleo de los padres. Todo esto orilla al las jóvenes a vivir serias consecuencias sociales como decepción, pobreza y falta de oportunidades laborales que terminan con un mal familiar. Creo que todo esto se puede evitar pero también se que lograr salir adelante bajo estas circunstancias no es fácil… pero si se puede. Sobre todo estar conscientes de evitar a toda costa caerse y desesperarse.
Todos tenemos que hacer nuestra parte para ayudar y guiar a estos jóvenes. El gobierno, los amigos, las empresas los medios de información; ¡todos!
Los jóvenes necesitan orientación siempre. Dentro dentro y fuera de las escuelas sobre los múltiples opciones que existen. Por ejemplo: Un pintor de carros puede tener su propio taller de pintura, un aprendiz de jardinería su negocio de jardinería, y un aprendiz de seguros, carpintería etc. puede llegar a tener su propia negocio.
La prevención para el futuro es el segundo aspecto que permitirá que las nuevas generaciones hispanas salgan adelante. Pero hay que reconocer primero que los hispanos no estamos acostumbrados a ahorrar, invertir, hacer planes financieros para la educación, el retiro al llegar a la tercer edad, manejar de forma coherente una tarjeta de crédito o prevenir gastos médicos.
Esto me lo confirmó uno de los maestros de octavo año de la escuela Butler, Mr. Cohneurer, cuando le mencioné si le interesaría que los muchachos aprendieran sobre prevención y negocios y me dijo, “¡Claro! Ya hubiera yo querido saber de joven como manejar mi vida.”
Sí creo que tenemos que aprender mucho y ayudar a que nuestra comunidad comprenda los beneficios de la prevención. Yo nunca me preocupé por tener un seguro de vida y mi esposo tampoco y lo entendimos cuando ya teníamos más de cincuenta años. Un seguro que me pudo costar 25 dólares mensuales por un millón de dólares, cuando tenía todavía treinta y cinco años hoy me cuesta 250 dólares por cincuenta mil dólares. Y todo por no tener la cultura de la prevención.
Es importante pensar en la vejez, porque si de por sí es horrible quedarse solo, es peor terminar solo y en un asilo. Prevención es sinónimo de economía y bienestar familiar. No permitamos que nuestras niñas y nuestros niños tengan un futuro incierto. Hay que brindarles los elementos para que a pesar de que no lleguen a la universidad tengan una buena calidad de vida como empresarios, hombres y mujeres de familia que sepan prevenir su propio futuro.