Israel, el país inimaginable

Por Victoria Ortiz

 El  Estado de Israel es cuna de una de las culturas y religiones más importantes en la historia del mundo. Ubicado en el Medio Oriente. limita al norte con Líbano, al este con Siria, Jordania, Cisjordania, al oeste con el Mar Mediterráneo y la Franja de Gaza, al suroeste con Egipto y al sur con el Golfo de Aqaba y el Mar Rojo.

 Tiene una población de aproximadamente 8 millones de habitantes, 5 de ellos judíos. Israel es el hogar de árabes, musulmanes, cristianos, drusos y samaritanos, así como otros grupos religiosos y étnicos minoritarios.

 Les voy a platicar sobre como dos periodistas mexicanos, un sonorense y una capitalina, se encontraron en este hermoso y místico país. Invitados por el Instituto de Cultura Iberoamericana de Israel con el propósito de difundir los avances tecnológicos del país en agricultura, régimen político, ciencia, historia y religiones, llegamos un mes de junio al aeropuerto de Tel Aviv-Jerusalén. En medio de visitantes de todo el mundo, y con un verdadero enjambre de idiomas logré comunicarme con el maletero quien me consiguió un taxista que hablaba perfecto español, lo cual no es raro en Israel ya que existe una comunidad muy grande judía-latina.

 Era de noche en Tel Aviv pero a pesar de esto se sentía gran actividad en la segunda ciudad más importante de Israel. Clubes, bares, una próspera comunidad artística, playas que son el remanso de turistas, músicos y una gran comunidad de jóvenes.

Tel Aviv, fue declarada “Patrimonio de la Humanidad” por La UNESCO por su arquitectura “Bauhaus”, calificativo de la “Ciudad Blanca”.

 El taxista me sugirió que durante mi estancia en Tel- Aviv podía visitar las exposiciones de carácter cultural del Museo Haaretz, el histórico Salón de la Independencia, el bullicioso mercado Carmel o el paseo marítimo de la Vieja Yafo, una ciudad adjunta. Sentí que estaba en el lugar mágico y sagrado que cuenta la historia. No podía creerlo.

La segunda ciudad que visitamos fue Jerusalén situada en los montes de Judea, entre el mar Mediterráneo y la ribera norte del Mar Muerto, considerada una de las ciudades más antiguas del mundo.

 Jerusalén es considerada una ciudad sagrada por ser cuna de las mayores religiones monoteístas del mundo: judaísmo, cristianismo e islamismo, y el visitante no puede dejar de recorrer la ciudad amurallada del viejo Jerusalén. Entrar a la Explanada de las Mezquitas o Monte del Templo fue una visión que nunca vamos a olvidar. Estar frente al “Muro de los Lamentos” (restos del Templo de David) y ser testigos del paso de la historia de uno de los lugares más sagrados del mundo todavía hace que se me enchine la piel.

 En la explanada se encuentran también dos de los templos más importantes del islam: la Mezquita de Al-Aqsa, que es la mayor mezquita de Jerusalén  y cuya cúpula es uno de los lugares más representativos de la ciudad.

Entramos a la iglesia del Santo Sepulcro de Jesús visitada por millones de peregrinos y que inevitablemente conduce a meditar acerca del Misterio de la Redención que se desarrolló en este lugar.

 El Viejo Jerusalén es una ciudad de callejones y pasajes semi subterráneos atestados de pequeños comercios o puestos ambulantes de ventas de todo tipo de productos, especialmente recuerdos y artesanías. Es un lugar en donde a pesar de que el tiempo y la historia han dejado sus cicatrices, ha conseguido preservar su significado incomparable.

La magia de nuestra visita a Israel continuó cuando visitamos el Museo de Israel en Jerusalén, la biblioteca en donde se encuentran los “Manuscritos del Mar Muerto” o “Rollos de Qumrán” (llamados así porque se encontraron los primeros rollos en una gruta situada en Qumrán, a orillas del Mar Muerto), y que son una colección de alrededor de 800 pergaminos escritos en hebreo y arameo encontrados en once grutas, que datan de los años 150 AC hasta 70 DC.

 Esto que les cuento es solo el principio de una visita inolvidable. También visitamos Haifa, la ciudad mercante; Cesárea, Nazaret, donde se encuentra la Basílica de la Asunción, El Monte de los Olivos, el Mar Muerto. Tuvimos la oportunidad de visitar los  Kibutz (comunas agrícolas), y el Instituto de Ciencias Weizman, donde se han hecho varios de los descubrimientos científicos más importante de la era moderna.

En verdad, si usted quiere hacer un viaje único, Israel es el lugar adecuado.