¿Genética? Enfermedad del siglo XXI
Por Victoria Ortiz
¿Sabía usted que hace algunos años se consideraba que nuestra salud era resultado de la herencia genética familiar?
Pues debo de decirle que las cosas han cambiado en una forma que asusta. Nuestra salud y desarrollo no sólo dependen de nuestros progenitores sino de diversos factores. Algunos de ellos son la contaminación ambiental, humo y gases tóxicos emanados de la tecnología moderna, lluvia ácida, radiación, dietas no controladas, conservadores en los alimentos, abuso de medicamentos. Todo lo que comemos, bebemos y respiramos, agregados a las prácticas mercantilistas e inhumanas de los médicos y del sistema de salud que nos rige, impacta y afecta el estado de salud mental, genético y físico de los humanos del siglo XXI.
Todas estas “circunstancias” que enfrentamos deberían de ponerse bajo la lupa porque, si no lo hacemos, nuestra descendencia está condenada a la mutación y a enfermedades desconocidas.
Por un lado estamos secuestrados por el monstruoso poder del mercantilismo y la voracidad empresarial que sin respeto a la vida y a la medicina venden “productos milagro” y abusan de las necesidades y desconocimiento de quienes nunca se imaginan qué efectos pueden tener estos medicamentos en la salud.
¿Por qué pasa esto? Porque los medicamentos de “marca patito” (inservibles) están al alcance de cualquier bolsillo, y esto nos hace pensar – erróneamente – que aliviamos el stress que uno sufre cuando tiene que ir a comprar medicinas exageradamente caras y no tenemos un seguro (también carísimo) que cubra estos gastos.
Otro factor que no sólo afecta el bolsillo sino la salud mental es la falta de ética de los médicos modernos. Encontrar a nuestro médico en un fin de semana es imposible. Usted se puede estar muriendo y la única alternativa es ir a la sala de emergencias.
Ahí empieza un problema mayor, porque lo van a secuestrar y le van a encontrar un sinfín de enfermedades antes de soltarlo. Los hombres de bata blanca ya no curan, lucran con sus enfermos. Viven enamorados del sistema de servicios de salud porque les permite hacer lo que quieran. Ejemplo de esto es su modus operandi en áreas como trasplantes de órganos, cirugía estética, investigación voluntaria y medicamentos de patente, es la fórmula perfecta y nadie hace nada por evitarlo y menos los gobiernos que coludidos con corporaciones confunden cada día más a la comunidad. Son un verdadero cáncer social.
Sí, vivimos en una comunidad enferma y no por un problema genético sino por muchas otras razones más.
Victoria Ortiz. Periodista independiente. vickyram27@yahoo.com